Había una vez un caracol llamado existencia que vivía felizmente en una comuna, en Carcol ville. Este era muy bueno y exento de paciencia a pesar de ser un caracol. Cada paso que daba lo hacia comparándose con los demás. Siempre se criticaba a sí mismo. En la escuela, en la insectus high school comentaba a su amiga - ¿por qué soy tan lento? Mira la hormiga.. Siempre activa… siempre trabaja… siempre en movimiento. ¡soy un perezoso!...yo soy un perezoso Su envidia lo volvía terco y repulsivo. Y lo hacia con todos sus compañeros. No podía evitar mirarlos y compararse con ellos: - Mírala la cigarra… todas las mañanas canta feliz… ¡soy un triste caracol! ¿por qué no puedo cantar como ella?... Mira… la vaquita de San Antonio… siempre brillante, esplendida…. Fantástica… ¡y yo! Soy solo un triste, gris, baboso y perezoso caracol.. Cada paso que daba en su vida era producto del esfuerzo y la voluntad. Pero no parecían percatarse de ello, solo se comparaba y en la comparación era que encon